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Foto del escritorSara Munevar

Transforma tu vida. Piensa en positivo

Si te digo “No pienses en un atardecer hermoso en el mar”, apuesto que te imaginaste en la playa viendo un cielo naranja y un sol grande bordeando el mar. A pesar de que la instrucción era que no pensaras en eso, es inevitable hacerlo. Esto se debe a que nuestro cerebro es incapaz de asimilar la palabra “no” y la razón es muy sencilla. Al escuchar una oración, ya sea nuestra o de otra persona, escrita o verbal, e incluso cuando nos hablamos a nosotros mismos, el cerebro recrea imágenes que tiene almacenadas y que representa lo que estamos procesando. Como el cerebro no posee imágenes para representar la palabra no, sencillamente la omite.


Cada pensamiento o imagen que pasa por tu cerebro, influye en tu vida. ¡Créelo! Sin embargo, como hemos crecido bajo una cultura en la que se imponen las expresiones negativas, los pensamientos que más fluyen por nuestra cabeza son de las cosas que no deseamos.


Para cambiar esta cultura, debemos empezar por cambiar nosotros. El primer paso para empezar a utilizar un lenguaje asertivo, en lo que expresamos tanto a las otras personas como a nosotros mismos, es concientizarnos de la cantidad de veces en el día que hablamos en negativo, por ejemplo: No te vayas. ¿No será mejor hacerlo de otra forma? ¡Vas a perder el vuelo! No comas tantas golosinas.


El ejercicio consiste en que cada vez que nos demos cuenta que utilizamos una oración en negativo busquemos la forma de expresar lo mismo en positivo. Me gustaría que te quedaras un poco más. Podemos hacerlo de esta forma. Si sales ya, alcanzas a tomar el vuelo. Las golosinas te hacen daño, come una fruta.

Solo con estos sencillos ejemplos, podemos ver la magnitud que tiene un mensaje construido en positivo. Inconscientemente estamos influyendo en el cerebro de nuestro receptor, expresamos nuestro mensaje más completo y un mensaje positivo genera una sensación receptiva para seguir escuchando.


Hoy en día, se ha incrementado nuestra comunicación escrita y debemos tomar ventaja de esto. Es una forma más fácil para empezar a entrenar nuestro cerebro a pensar y hablar de forma asertiva. Antes de enviar nuestro mensaje escrito, podemos leerlo de nuevo y darnos cuenta como nos estamos expresando. Al escribir, generalmente contamos con más tiempo para pensar como convertir un mensaje negativo en positivo. Por el contrario, al hablar, resulta un poco más complicado. Nuestro cerebro es tan rápido que muchas veces empezamos a hablar antes de caer en cuenta de lo que estamos diciendo. Se requiere de práctica para hablar en positivo sin tanto esfuerzo. Sin embargo, no te preocupes. También es válido hacer la corrección, después de que te hayas expresado en negativo, tanto en forma escrita como verbal. Es parte del entrenamiento y con el tiempo te darás cuenta que cada vez necesitarás corregir menos.

Una vez empieces a entrenar tu cerebro, te vas a sentir tentada de corregir a las otras personas. Y eso está bien, no sientas vergüenza en hacerlo y piensa qué si esta práctica ha transformado tu vida, a ellos les pasará lo mismo y te lo agradecerán.


Expresarse de forma positiva es contagioso. Sé tú esa semilla que contagie a todos en tu familia, en tu trabajo, en tu círculo de amigos. Cuando todos empiecen a hacerlo, la vida empezará a tornarse más armónica y todo empezará a fluir mejor.

Nuestros hijos, entre más pequeños, más rápido aprenden. El ejemplo es la mejor herramienta para enseñarles.


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